jueves, 29 de julio de 2010

La construcción de una ciudad.










El proceso de construcción de cualquier ciudad, en cualquier parte del planeta es meramente aleatorio y acumulativo. Salvo ejemplos excepcionales como Brasilia en Brasil o Chandigarh en la India que se diseñaron "de un plumazo" la génesis y evolución de todas las ciudades es el resultado de la aportación mayoritariamente anónima de infinidad de personas o grupos movidos por sus muy particulares intereses.




El motor del desarrollo urbano contemporáneo es la especulación inmobiliaria que "moldea" caprichosamente y sin coordinación la forma de la ciudad. Los procesos de planeación urbana institucionales que en la actualidad rigen el desarrollo como el Plan Director de Desarrollo Urbano nos dan una falsa sensación de orden y visión de futuro aunque en la realidad son letra muerta ya que sus lineamientos raramente se aplican.




Actualmente nuestra ciudad y en particular nuestro Centro Histórico enfrentan una "intervención mayor" por parte del gobierno estatal el cual pretende modificar drásticamente una zona que tradicionalmente ha presentado una mezcla de usos urbanos muy diversa entre los cuales destacan los comercios en pequeño, viviendas y algunos equipamientos culturales y educativos como escuelas y el teatro Isauro Martínez. La proporción y escala de este barrio en particular donde se mezclan actividades tan diversas como niños dirigiéndose a la escuela, señoras comprando, vendedores callejeros y personas en diversos trámites burocráticos, sufrirá un fuerte impacto ya que de buenas a primeras se despejaran algunas manzanas para construir el proyecto de la "Gran Plaza" y la Nueva Presidencia Municipal.




Este tipo de proyectos que para una ciudad como la nuestra con una historia tan corta se presentan cada medio siglo, representa un acontecimiento que merece una reflexión profunda. El proceso que se ha seguido para el proyecto y la eventual construcción resulta poco claro. El diseño que se ha mostrado a la sociedad denota una total falta de preparación y resulta mediocre para las aspiraciones de una metrópoli como la nuestra. Torreón, una ciudad con historia de grandes logros y realizaciones en su desarrollo no merece un proyecto tan falto de visión y de simbolismo.




Ante esta realidad me propuse trabajar en una visión muy particular de lo que podría ser el proyecto de una nueva presidencia municipal y sus alrededores, sin las ataduras de un programa y sin seguir ningún lineamiento salvo el de que mi ciudad cuente con un sitio muy emblemático que nos enorgullezca y que sea punto de partida para otras iniciativas de cara al futuro en este nuevo milenio.




Creo firmemente que si seguimos nuestros sueños y apuntamos bien alto en nuestras aspiraciones algún día tendremos una ciudad hermosa y moderna así como una comunidad orgullosa de sus raíces y su identidad.




Enlace al artículo del pasado 24 de Julio, "Es de sabios cambiar de…..proyecto" escrito por Laura Orellana en el diario "El Siglo de Torreón" en donde menciona esta propuesta.




http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/542901.es-de-sabios-cambiar-de-proyecto.html




Arriba: Algunas imágenes del proyecto presentado por mí en la Universidad Iberoamericana el pasado mes de Junio ante representantes del Gobierno del Estado de Coahuila.

miércoles, 2 de junio de 2010

El nuevo “Templo Mayor” de Torreón.



De buenas a primeras y sin previo aviso nos enteramos que nuestra ciudad pasará a formar parte del grupo de "afortunadas" metrópolis que tienen lo que se conoce popularmente como "Macro plaza".


Súbitamente y sin consulta nos regalan un proyecto que bajo otras circunstancias dominaría la imaginación y las expectativas de gran parte de la población pero que bajo este clima de inseguridad y recesión resulta innecesario por decir lo menos.


La premura con que se han iniciado las obras de demolición y la previa compra de manzanas en un total hermetismo aun y cuando aparentemente no existe un proyecto arquitectónico formal no habla más que de una falta total de planeación y de consenso. Me pregunto cuanto tiempo llevará desarrollar tanto el proyecto arquitectónico como el ejecutivo, sin contar con la necesaria etapa previa de investigación y estudios en el sitio.


Un proyecto de esta envergadura tiene varias connotaciones entre las cuales destaca la del simbolismo. El edificio de la presidencia municipal representa la sede de los poderes legalmente constituidos y debe ser un hito importante para el Centro Histórico en lo particular y para la ciudad en general. De entre la poca información que han puesto a disposición de la ciudadanía podemos deducir al ver los renders o perspectivas (por cierto de muy escasa calidad), que el plan general se orienta a la construcción de una gran plancha de concreto y dominando al fondo una plataforma elevada rematada con un edificio de varios niveles. Al ver esta imagen no me queda más que recordar las reconstrucciones artísticas de lo que fue el Templo Mayor de la gran Tenochtitlan en la capital del país. Parece que no hemos avanzado en nuestra concepción de lo que debe ser la imagen de la sede de los poderes públicos. Este gran espacio totalmente descubierto y su remate nos refieren a una "arquitectura" alejada de las necesidades del ciudadano moderno, como si lo que necesitamos fuera una explanada para grandes concentraciones dedicadas a aclamar al Sumo Sacerdote. Estas imágenes ya deberían estar superadas y este género de proyectos deberían ser más "amigables" con la gente, más accesibles y diseñados para facilitar la convivencia y mejorar el nivel de vida de la población.


Durante mucho tiempo he insistido en que la ciudad tiene muy pocos lugares que valgan la pena para "tomarse la foto" y si este proyecto no se resuelve cuidando representar los valores laguneros mediante la investigación y el análisis de aspectos históricos, culturales, sociales y artísticos de nuestra comunidad, se perderá la oportunidad de crear un ícono que venga a reforzar nuestra muy devaluada identidad.


En otros lugares, este tipo de proyectos se concursan previamente para obtener las mejores ideas y las más creativas. De ahí resultan proyectos exitosos que trascienden los objetivos originales y se convierten en verdaderos atractivos para la ciudad y la región. Lamentablemente aquí no tenemos la cultura de los concursos de ideas y los profesionales de la Arquitectura no somos tomados en cuenta.


Imagen: representación pictórica del Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan.

martes, 20 de abril de 2010

domingo, 18 de abril de 2010

Sostenible Vs. Insostenible



Hace aproximadamente 20 años, apareció el concepto del "desarrollo sostenible" en un documento de las Naciones Unidas titulado "Informe sobre nuestro futuro común" , el cual se puso de moda rápidamente en la literatura oficial de muchas naciones y de muchos organismos tanto públicos como privados. Su inclusión en innumerables propuestas, convenios, planes, etc. de alguna manera dotaba al proponente de una "aura" progresista, de estar comprometido con las mejores causas ecológicas y de protección del medio ambiente. El informe decía que el "desarrollo sostenible es aquel que permite satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas."


Si nos tomamos el tiempo de revisar los planes de desarrollo y de crecimiento que nos rigen encontraremos muchas referencias al término "desarrollo sostenible". Si releemos los compromisos de campaña y los programas de gobierno de la mayoría de nuestros políticos volvemos a encontrar el término ligado a un sinnúmero de buenos deseos para mejorar la vida de la gente.


Si nos diéramos a la tarea de preguntar a las personas que redactan, aprueban o apoyan estas iniciativas en el ámbito de la política como el de la iniciativa privada y aún entre personalidades de la cultura y la academia, nos daríamos cuenta de que cada uno tiene su propia versión o definición de lo que debería ser el desarrollo sostenible. Entre la gente de la calle el resultado no sería muy diferente en caso de que conocieran el término. Pero después de tanto tiempo, cabe preguntarse porque a pesar de la difusión que tiene el concepto del "desarrollo sostenible", su aplicación en nuestra realidad local y nacional es nula.


O la gente común y corriente no entiende el concepto y mucho menos la forma de aplicarlo o el concepto en sí, es difícil de digerir. Confieso que durante años he creído entender lo que significa y su aplicación me parece más que obvia tanto en la economía como en todos los aspectos del desarrollo de nuestra ciudad y nuestro país. Sin embargo, me resulta difícil creer que la mayoría de la gente está equivocada y que yo soy el único capaz de comprender estas ideas.


Reflexionando acerca de esto último, y revisando nuevamente la definición, me encuentro con que el término es algo vago, contradictorio y un poco tramposo. Es tan abierto que puede describir cualquier forma de desarrollo mientras este signifique progreso. Alguna vez, platicando con un miembro de un consejo de desarrollo de la ciudad me decía que el desarrollo sostenible era aquel que se podía mantener indefinidamente a base de inversiones y producción y que obviamente el modelo a seguir era el de los países del primer mundo con Estados Unidos a la cabeza. Me pregunto si "desarrollo sostenido" y "desarrollo sostenible" son sinónimos. No creo. Pero mi interlocutor pensaba que si, y así como él, muchos tomadores de decisiones y gente que tiene en sus manos el destino de nuestra economía y nuestro bienestar como sociedad.


Pensando como poder explicar este concepto en términos sencillos se me ocurre que se puede encontrar un símil en la economía personal de cada uno de nosotros.


…."poder satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas." suena como a ….."no gastar ni endeudarnos más allá de nuestros ingresos satisfaciendo todas nuestras necesidades y expectativas y a la vez dejarles un patrimonio decoroso a nuestros hijos y nietos." ¿Cuantos de nosotros en la actualidad podemos hacer esto?


¿Podemos dejar de aspirar a tener más comodidades, dinero, propiedades, viajes, lujos, o simplemente tranquilidad económica?


¿Cómo podemos mejorar nuestro nivel de vida si no es a través de mayores ingresos y mayor consumo?


Si es muy difícil para la mayoría de las personas alcanzar un nivel de vida decoroso sin endeudarse ni comprometer su patrimonio, a nivel de ciudades y países, esto es prácticamente imposible. En esta economía competitiva y global, ¿cuantos países pueden optar por una vía que no sea la del crecimiento a cualquier precio?. ¿Cuántas compañías y empresas de todos tamaños pueden dejar de aspirar a crecer? ¿Cómo se puede satisfacer la creciente demanda de materias y bienes sin echar mano de todos los recursos naturales a disposición aún a riesgo de agotarlos? El nivel de vida ideal que representa para nosotros el de los habitantes del "primer mundo" se consigue a base de producir consumiendo de forma acelerada los recursos naturales no solo de esos países sino también los del "tercer mundo". La "huella ecológica"* de los países desarrollados alcanza ya todos los territorios de nuestro planeta.


Podemos hablar todo lo que queramos sobre desarrollo sostenible pero la realidad es que no queremos o no podemos abandonar nuestro viejo paradigma de desarrollo sostenido.


*Según la Wikipedia; La huella ecológica es un indicador agregado definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida». Su objetivo fundamental consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, comparado con la bio-capacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.


Imagen: Arco de la Defensa, Paris, Francia